sábado, 7 de marzo de 2009

Vuelta a la cárcel.

Después de escribir el Guzman de Alfarache volví a Sevilla comido de deudas, ya que mis padres no me ayudaban nada en la economía y en esta época estamos en crisis, y me encarcelaron otra vez hasta que me sacó mi pariente Juan Bautista, que es una buena persona; este mismo año se publicó en Valencia una segunda parte del Guzmán de Alfarache, escrita por Mateo Luxán de Sayavedra, con un nombre falso del abogado valenciano Juan Martí. Estaba muy cabreado con ese hombre porque había copiado mi fabulosa idea y me entraron ganas de volarle los sesos contra la pared del orfanato. Ambas partes se publicaron en Milán en 1603.

Yo, enfadado por esa segunda parte, me propuse acabar definitivamente mi segunda parte, que ya era hora. El éxito europeo de mi obra fue formidable ya que se vendieron muchísimas copias por todos los países europeos y me hice famosísimo; estoy muy contento de acabar mi segunda parte.

La tradujeron casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi; en alemán se publicó en Munich en 1615; Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto».

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